El arte de conocer el negocio

Group of people working out business plan in an office

Es de gran importancia que los directivos de una empresa conozcan a sus colaboradores y el trabajo que realizan dentro de la organización. De no ser así, hay situaciones en las que dicho desconocimiento es palpable y puede afectar de manera negativa a la empresa.

Las oportunidades de una institución en gran parte dependen de cómo se sienten los empleados, por eso los directivos deben darse el tiempo de conocer todas las áreas y a todos sus trabajadores, y seguramente a mediano plazo los resultados positivos serán mayores. El conocer implica darnos cuenta de qué y quiénes están a nuestro alrededor, saber si necesitan algo para mejorar la productividad, si tienen el área de trabajo adecuada, otorgar incentivos, motivadores y también incluirlos para reforzar un sentido de pertenencia.

Algunos aspectos “comunes” que muchos directivos tienen la dificultad de aplicar y que perjudican la interacción con sus empleados son el no escucharlos, impedir que se involucren y no reconocerlos tras en el cumplimiento de objetivos. Estos aspectos que parecieran ser muy sencillos, son más complicados de lo que parecen, porque implican estar abiertos a cambiar las propias ideas, compartir los éxitos, recompensar de alguna manera y para esto es necesario que el directivo sea una persona que tenga habilidades sociales, no sólo laborales.

El reto más grande al dirigir un grupo de trabajo es saber hacer equipo y es condición esencial el poner como centro a la persona y crear las condiciones necesarias para generar un buen ambiente de trabajo que permita que cada uno de los colaboradores aporte lo mejor de sí, en un ambiente de confianza y corresponsabilidad. Para ello, es necesario poner en práctica al menos cuatro características importantes: el conocimiento de sí mismo, la creatividad, la pasión y la búsqueda de la excelencia. El primero consiste en entender las propias fortalezas, debilidades, valores y cosmovisión. El ingenio o creatividad debe permitir adaptarnos a un mundo cambiante. El directivo debe trabajar con pasión, liderar con modestia, trabajar por motivos distintos al dinero o la posición y tener la habilidad de comprometer a otros con una actitud positiva que permita liberar su potencial. Por último, hay que vigorizarse y vigorizar a los demás con una pasión por la excelencia, con pericia en el manejo de relaciones y creación de redes de comunicación.

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